Con curaduría de Agnès de Gouvion Saint-Cyr, se expone en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires una retrospectiva de este fotógrafo francés, nacido en Hungría, que marcó como pocos al documentalismo social y al ensayo. Multifacético –pintor, grabador, escultor y cineasta. Su obra “Paris de nuit” es la piedra miliar de la fotografía documental.
“A falta de un tema con el que te involucres apasionadamente, y sin la emoción, puedes tomar algunas fotos, pero no hacer una obra fotográfica”.
Gyula Halász nació el 9 de septiembre de 1899 en la ciudad de Brassó, en la Transilvania, actual territorio de Rumania y que por entonces pertenecía a Hungría, y murió el 8 de julio de 1984 en Beaulieu-sur-Mer, Francia, siendo sepultado en el cementerio de Montparnasse, barrio en el que deambuló en su juventud.
Su padre era profesor de literatura y durante un año dictó clases en la Sorbona, llevando a la familia a vivir en París, pero el pequeño Gyula (Jorge) tenía apenas tres años de edad así que de esa experiencia no le quedaron recuerdos. Educado en un ambiente donde el arte era algo cotidiano, lo indujeron a estudiar pintura y escultura en la Academia de Bellas Artes de Budapest, luego de haber servido en un regimiento de caballería del Ejército Austro-Húngaro en la Gran Guerra del 14. En 1920 Gyula Halász se fue a vivir a Berlín, donde continuó estudiando y trabajando como periodista. En su estancia en Alemania se vinculó a Lázló Moholy-Nagy y a Wassily Kandinski, entre otros renombrados creadores de la Bauhaus.
En 1924, decidió mudarse a París, la ciudad que lo había cobijado en su niñez y donde habría de desarrollar toda su obra como artista.
El ambiente de bohemia de París en los años veinte le cautivan, “...encuentra allí a su amigo el pintor Tihanyi, que lo introduce en ese mundo de artistas, intelectuales, aventureros y mujeres galantes que hacen las delicias de Montparnasse, donde coinciden las diásporas húngara y norteamericana, en particular”, recuerda Agnès de Gouvion Saint-Cyr curadora de la muestra.
Es ahí donde adoptó su seudónimo Brassaï, que significa “de Brassó”, por su ciudad de origen. En los primeros años conoció a Eugéne Atget, quien lo introdujo en su cariño hacia la ciudad y a su compatriota, André Kertész, que pasó a hacerle las fotos de sus reportajes. Alterna con Léon-Paul Fargue y el poeta Jacques Prévert, traba una gran amistad con Henry Miller, quien le escribe “El ojo de París” en 1938y en 1948 el prólogo de su novela Histoire de Marie.
Pintor, grabador y a partir de 1930, fotógrafo, por insistencia de Kertész, Brassaï reflexiona años después sobre el significado de la fotografía:
“...en el arte del grabado y de la fotografía se coaligan diversas dimensiones de nuestro ser. La fotografía, imagen misma de la abnegación, revela ciertamente la personalidad pero siempre indirectamente, mediante la injerencia de un mundo interpuesto. Por eso la preferí. Pero ¿puede la fotografía aplacar toda nuestra hambre, toda nuestra sed? Pienso en lo que un día me dijo Picasso: Es imposible que la fotografía llegue a satisfacerte enteramente. Pero la fotografía ocupa un lugar que le es propio en el arte. Ninguna fotografía puede producir plenamente su efecto, convertirse en imagen definitiva e inmutablemente sin respetar algunas reglas elementales del arte como un cierto equilibrio entre la cosa viva y la forma, y ambiciona, hacer alguna cosa nueva y emocionante con lo banal y lo convencional, mostrar un aspecto de la vida diaria para que aparezca a nuestros ojos como si la viéramos por primera vez”.*
Fue el mismo Kertész quien le enseñó las técnicas de revelado y de exposición para trabajar con luz ambiente o con pequeños flashes de bulbo, Brassaï se convirtió al cumplir los 30 años de edad en una de las personalidades más importantes del arte en aquellos años.
“Debuta entonces un decenio que será el más fértil de su carrera. Con Henry Miller, Jacques Prévert o Cendrars, aves nocturnas como él, deambula de Montparnasse a Montmartre, haciendo visibles a los humildes —prostitutas o trabajadores de la noche—, transformando el rigor clásico de la arquitectura parisina en escenas insólitas y fijando la extraña belleza de las siluetas y de las nieblas sobre el Sena” (Agnès de Gouvion Saint-Cyr).
Provisto de un trípode y una cámara Voigtländer Bergheil 6,5 x 9 con objetivo 105 mm Heliar f:4,5 y obturador Compur, realiza el ensayo documental más significativo de toda la historia de la fotografía. Se introduce en los burdeles, en los bares de copas, en el teatro de coristas, en los fumadores de opio, en los clubes de gays y de lesbianas, es decir, recorre toda la fauna social de la noche en una década, la del 30, en una ciudad, París, que le da al mundo de qué hablar por la libertad de sus costumbres. Una París que haría sonrojar a Facundo Pastor y llenaría de ira a Santo Biasatti o a Mónica Gutiérrez.
“La noche sugiere, no enseña. La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón” dice Brassaï.
“París de nuit” será publicada en 1933 por Arts et M’tiers Graaphiques, Paris, con 62 fotografías en blanco y negro. El impacto es inmediato. Los surrealistas, con Breton a la cabeza, quieren atraerlo a su movimiento y logran que colabore con su revista Minotauro. La agencia Rapho lo incorpora como uno de sus miembros fundadores.
Brassaï, quien es de alguna manera el padre del documentalismo social, de un ojo puesto sobre las personas en los secretos de su cotidianeidad, es colocado en la posición de un surrealista, cosa que él mismo rechaza:
“Ellos consideran que mis fotografías son surrealistas porque revelan un París fantasmagórico, irreal, anegado por la noche y la neblina… Pero el surrealismo de mis imágenes no es sino lo real transformado en fantástico por la visión. Yo tan sólo buscaba plasmar la realidad. No hay nada más surreal que la propia realidad”.*
Sin embargo, no todos son halagos. En “Conversaciones con Picasso”, se confiesa:
“¿Sabes lo que dijo Pablo Picasso cuando miró mis dibujos en 1939? “Usted está loco Brassaï, tiene una mina de oro y pasa su tiempo explotando una mina de sal”. La mina de sal era, por supuesto, la fotografía”.
Pero fue esa “mina de sal” la que elevó a Brassaï en el mundo del arte. Al éxito de “París de nuit”, descarnado testimonio de una época, le siguió su curiosidad por explorar una de las formas más sencillas y elementales de arte urbano, los Graffitis, esas formas talladas en las paredes por artistas anónimos, casi todos indigentes, que expresan en sus formas una curiosa mitología que, como ha señalado algunos críticos, semejan en sus formas la “imaginería inmemorial, miedos atávicos y deseos”. Hoy ese mismo arte tiene una expresión más evolucionada en los “stencil” que cubren las paredes y muros de las ciudades.
Brassaï los estuvo documentando a partir de los años 30, muchos de ellos los publicó en la revista Minotauro, en figuras que se relacionan con el sexo, la muerte, el amor. En 1956 una selección de 112 de esos Graffitis fueron expuestos en el MOMA.
En forma contemporánea a la exhibición de sus Graffitis en blanco y negro, Brassaï se introduce en un nuevo mundo, en el de la fotografía en color usando una cámara Leica, en un ensayo emparentado con el de los Graffitis y que tiene como asunto las paredes descascaradas, tema que con posterioridad ha sido muy recurrente en fotógrafos urbanos, mostrando fachadas con carteles arrancados, superpuestos, deteriorados por el paso del tiempo o la mano del hombre. Esas fotografías, que realizó entre 1958 y 1970, fueron expuestas en una muestra dedicada al muralismo en la Galeria Rencontre:
“Durante mucho tiempo, fui hostil al color. Amaba demasiado los colores como para aceptar el “casi” de las fotografías en color. Pero durante mi estancia en los Estados Unidos me pidieron tanto intentarlo que finalmente lo hice. En Lousiana hice los primeros rollos, después en Nueva York. No estaba enteramente convencido. Sólo algunas fotos nocturnas de Nueva York me habían satisfecho. Pero, en París, retomé la cosa y cambié el punto de vista del problema. Si se quiere hacer fotos en color, no hay que partir del tema, de un asunto, de un documento en color, sino del color en si. Es así que las paredes me han atraído particularmente”.*
Las décadas del 60 hasta su fallecimiento, fueron las de transitar la vida disfrutando del reconocimiento de su obra a través de grandes exposiciones. Que ahora el Museo Nacional de Bellas Artes le de marco a uno de los artistas esenciales del siglo XX, como parte de los Encuentros Abiertos de Fotografía, con el apoyo de la Embajada de Francia y de la Alianza Francesa, entre otros auspiciantes, es algo auspicioso en el mundo del arte, tan banalizado por momentos.
Bibliografía:
* Citado por Reynon Muñoz en el artículo: “George Brassaï en el Centro Pompidou de París”, Babab, Nº 3, julio de 2000.
“Conversaciones con Picasso”, Madrid, Turner, 2002. Biblioteca del Congreso.
Cronología suscinta
1899. Nace el 9 de septiembre de 1899, en la ciudad de Brasso, perteneciente a Hungría.
1918. Participa en la Primera Guerra mundial en un regimiento de Caballería.
1919-20. Estudia pintura y escultura en la Escuela de Bellas Artes de Budapest.
1921-1922. Se establece en Berlín, donde trabaja de periodista y realiza sus primeros dibujos. Continúa estudiando y Conoce a Moholy-Nagy, Kandinsky, Kokoschka.
1924. Se va a vivir a París y escribe para medios de Hungría y Alemania.
1925 Conoce a Eugene Atget.
1926 Conoce a su compatriota André Kertész, quien le hace las fotos de sus reportajes y luego le enseña los rudimentos del revelado y la exposición.
1929. Le prestan una cámara y se entusiasma tanto que compra una Voigtländer de 4,5 x 6 cm.
1930-1931. Realiza sus primeras fotografías, que revela en su cuarto de hotel, debajo de una escalera. Traba amistad con Henry Miller.
1932. Realiza su ensayo “París de noche”, obra que le permite acceder a un gran reconocimiento al ser expuesta al año siguiente. Picasso le encarga que fotografíe sus esculturas.
1933. Miembro fundador de la agencia Rapho-Grosset, creada en París por Charles Rado. Colabora con la revista Minotaure y se relaciona con los surrealistas. Integra el círculo de André Breton, Paul Eluard, Robert Desnos, Benjamin Péret, Man Ray, Salvador Dalí, etc.
1935. Se muda al distrito 14º de París y comienza a usar una Rolleiflex.
1937. Trabaja para la revista Harper’s Bazaar, realizando retratos de artistas y escritores: Aristide Maillol, Georges Braque, Samuel Beckett, Eugène Ionesco, Thomas Mann y Robert Graves.
1939. Matisse le sugiere que realice “Nus à l’atelier” y la revista Life le encarga varios trabajos.
1940-1942. Permanece en París y rechaza la posibilidad del exilio en Estados Unidos. Los invasores alemanes le prohíben publicar sus fotografías porque se niega pedirles autorización. Trabaja para Picasso, en el 7 de la rue des Grands-Augustins, hasta 1946. En 1944, registra la liberación de París.
1947. Renuncia a la agencia Rapho-Grosset y adopta la ciudadanía francesa.
1948: Se casa con Gilberte-Mercédès Boyer. Escribe el libro “Histoire de Marie”
1949-1960. Fotógrafo de Harper’s Bazaar.
1952. Publica su primer libro y realiza su primera exposición en Nancy, en el Musée des Beaux-Arts.
1956. Realiza la película “Tant qu’il y aura des bêtes”, premiada en Cannes. En el Museum of Modern Art de Nueva York expone “Graffiti”, organizada por Edward Steichen.
1957 Le otorgan la Medalla de Oro en la Bienal de la fotografía de Venecia. Comienza a realizar fotografías en color con una Leica.
1958. Uno de sus murales, Les Roseaux, es elegido por la Unesco para decorar su sede.
1963. Exposición retrospectiva en la Bibliothèque Nationale, en París.
1964-1965. “Conversations avec Picasso”, ilustrado con sus fotografías.
1966. Miembro de honor de la American Society of Magazine Photographers (ASMP Memorial Award).
1968. Expone en el Museum of Modern Art con curaduría de John Szarkowski.
1973. Expone en la Corcoran Gallery of Art de Washington.
1974. Invitado junto a Ansel Adams a los Rencontres Internationales de la Photographie, en Arles.
1975. Publica “Henry Miller grandeur nature”, seguido luego por “Henry Miller rocher heureux”.
1976. Es nombrado por el gobierno francés Caballero de la Legión de Honor.
1978. Es el primero en obtener el Gran Premio nacional de Fotografía en Francia.
1982. Publica “Les artistes de ma vie”.
1984 Muere, el 8 de julio, en Beaulieu-sur-Mer a los 84 años de edad.
La exposición integra el programa de muestras oficiales de los Encuentros Abiertos – Festival de la luz 2010, y se puede visitar desde el 3 de agosto al 26 de septiembre, de martes a viernes de 12,30 a 20,30 hs. y sábados y domingos de 9,30 a 20,30 en Av. Del Libertador 1473.