sábado, 24 de septiembre de 2011

UNA JOYA.


Panasonic Lumix GH2: análisis.
Si la GH1 de Panasonic puede presumir de ser la primera cámara -y hasta ahora casi la única- realmente híbrida y capaz de desenvolverse sin pegas en el mundo de la fotografía y el vídeo, a la Lumix DMC-GH2 le corresponde revalidar este título. Aunque por fuera casi nada ha cambiado, en su interior esta nueva Lumix GH estrena un sensor de 16 megapíxeles que consigue situar este sistema de cámaras sin espejo a la altura de sus competidores en cuanto a calidad de imagen y control de ruido. Pese a algunas carencias en el diseño y en sus prestaciones, estamos sin duda ante el más completo, serio y polifacético de los modelos Micro Cuatro Tercios.
Acercarse a la familia Lumix GH siempre genera la misma duda: ¿estamos ante una cámara de fotos, una videocámara o ambas cosas a la vez? Aunque la pionera Lumix DMC-GH1 ya nos convenció de que era posible confeccionar un modelo híbrido que respondiera a esta doble demanda, casi dos años después la Lumix DMC-GH2 tiene que enfrentarse a una competencia mucho mayor y a un mercado en el que casi todos los modelos de ópticas intercambiables graban ya vídeo Full HD.
Además, desde el punto de vista fotográfico, la última generación de cámaras SLR y sin espejo ya había comenzado a dejar en evidencia al veterano CMOS de 12 megapíxeles empleado hasta ahora por las Micro Cuatro Tercios. Por ello, el nuevo captor de 16 millones de puntos que estrena esta cámara se convierte en la gran esperanza de este sistema y en una especie de demostración de fuerza.
Por si faltara algún ingrediente, el limitado "stock" de la GH2 en las tiendas y las dificultades para encontrarla pese a los meses que han pasado desde su lanzamiento anima un poco más el ambiente y parece suscitar todavía un mayor interés por ella.
Son todas ellas razones más que suficientes para acercarse a esta interesante cámara desde esa doble vertiente fotográfica y videográfica. Dos visiones más juntas que nunca, pero no revueltas.

Pantalla táctil, claro
Tal y como ya explicamos cuando una unidad de preproducción cayó en nuestras manos, el diseño y la ergonomía de la GH2 no plantean grandes cambios respecto a lo visto en la GH1.
No obstante, sí asume esta Lumix algunas características presentes en modelos más recientes, empezando por la omnipresente pantalla táctil de las Lumix G de Panasonic. Se trata de un monitor articulado de 3 pulgadas de diagonal y 460.000 puntos de resolución que permite controlar la mayoría de las funciones de la cámara -desde los ajustes de exposición hasta enfocar o disparar- de manera táctil.
Ya nos hemos mostrado en diversas ocasiones bastante escépticos en cuanto a la utilidad real del llamado disparador táctil (sin un trípode, las posibilidades de obtener una foto movida son muy altas), pero hay que reconocer que, tras un periodo de adaptación, algunas funciones táctiles pueden resultar cómodas.
Además, no hay que perder de vista que los mandos físicos siguen ahí, con lo que el usuario siempre dispone de este doble camino para llegar al mismo sitio. Aunque al principio puede resultar un tanto desconcertante, con algo de práctica llegará a ser de cierta utilidad.
La GH2 también reubica algunos de sus mandos, como el dial de control, que pasa del frontal de la empuñadura a la parte trasera. ¿Una buena idea? A medias, porque aunque esta nueva posición sí resulta algo más cómoda, Panasonic ha perdido la oportunidad de incluir un segundo dial que nos recuerde que estamos ante una cámara de cierta envergadura.
El botón "Q.Menu", uno de nuestros mandos preferidos en las Lumix y que da acceso en pantalla a los principales ajustes, aparece recolocado también en la parte trasera. A cambio, la zona superior gana un botón directo para la grabación de vídeo y un interesante mando de función que puede configurarse a medida.
Vistos los parecidos con otros modelos de esta saga, tampoco nos alargaremos demasiado en este capítulo. Aunque los parecidos de la GH2 con una SLR hacen que en general el agarre y la ergonomía de la cámara admitan pocas pegas, sí es cierto que echamos de menos alguna diferencia en los acabados que remarque que estamos ante la reina -por prestaciones y también por precio- de las Micro Cuatro Tercios.
El enfoque vuelve a marcar diferencias
Ya desde que vieron la luz los primeros modelos de esta saga de cámaras de óptica intercambiable, Panasonic hizo hincapié en la velocidad de su sistema de enfoque automático por contraste. Pese a que las NEX de Sony también pueden presumir de un buen comportamiento en este campo y las Pen de Olympus han mejorado mucho, la GH2 revalida este liderazgo en la siempre delicada asignatura del enfoque.
Junto al ya conocido zoom Lumix G 14-140 mm f4-5.8 ASPH Vario HD Mega O.I.S., que también juega su papel en este terreno, tanto la velocidad de respuesta del enfoque como su precisión se sitúan por encima de la media. De hecho, en este campo la GH2 podría competir sin ningún miedo con cualquier réflex de gama sencilla (o incluso media) acompañada de su correspondiente objetivo de serie.
Unos excelentes resultados que, además, se trasladan también a la grabación de vídeo, donde la suavidad de las transiciones, las escasos movimientos dubitativos y erráticos para dar con un punto de foco -un clásico en muchos modelos- y el silencioso mecanismo del citado zoom de 14-140 milímetros convierten este conjunto en una de las mejores opciones para quienes den prioridad al registro de secuencias.
En el lado contrario, los sujetos en movimiento y las escenas de acción siguen siendo uno de los puntos más flojos de este mecanismo a la hora de fotografiar. Es sólo en estos casos -al enfrentarse por ejemplo a un sujeto que se acerca a la cámara- cuando recordamos que el enfoque por contraste todavía tiene un margen de mejora para igualar al enfoque tradicional de las SLR.
Pese a que una cámara como la GH2 sólo luce en toda su plenitud en manos de quienes valoren esta dualidad, incluso analizando por separado sus dos facetas se trata de un modelo interesante y recomendable. Como cámara de vídeo es una excelente propuesta para proyectos de presupuesto limitado; los aficionados a la fotografía, por su parte, verán entusiasmados cómo ese nuevo CMOS de 16 megapíxeles ha roto las barreras que parecían frenar hasta ahora a las cámaras Micro Cuatro Tercios.
Álvaro Méndez / Iker Morán.
Fuente: quesabesde.com