Una reflexión sobre el arte pobre, contra todos los mitos y en favor de la autocrítica.
La técnica “pinhole” –de agujero de alfiler–, investigada por un reducido colectivo de nuestra sociedad fotográfica, fue base de trabajo para crear un ángulo de visión y para destacar de forma diferenciada la arquitectura Gaudiniana, tantísimas veces reproducida.
Gaudí nos dijo “para hacer bien las cosas, es necesario primero, el amor hacia ellas y segundo, la técnica.”
Quisiera trasladar parte de este mensaje, como reflexión sobre la situación en que está inmersa la línea y corrientes de actuación de nuestro mundo, mal llamado “amateur”.
Nuestra producción fotográfica, desde la post-guerra, ha sido esencialmente endogámica, plagada/alimentada constantemente de todo tipo de novedad que nos cautiva. Pero nuestro mayor pecado, del que desgraciadamente muchos somos culpables, es de haber creído que la estética, la perfección o la belleza son lo único esencial y motivo de mérito.
La belleza, la estética, la perfección...
Sinceramente, hoy por hoy, solamente el contenido, la inquietud, la investigación, el trabajo, la idea, el esfuerzo, la libertad, es lo único que me interesa del arte. Y en mi medio fotográfico, prefiero la verdad que buscan Manuel Barranco Martos, Joel-Peter Witkin o Gilles Berquet, a cuantos utilizan el malabarismo de la trampa del placebo de la perfección irreflexiva y estéril...
Véase un ejemplo, en desnudo, tiene más impacto de contenido, una fotografía tomada con cámara sencilla, o incluso compacta, que otra realizada con técnicas de suavizado y de “glamour”... ¿Por qué? Porque sencillamente, un exceso de técnica “enfría” este contenido hasta neutralizar su mensaje... Acaso ¿en reportaje pueden superarse las obras de Cartier Bresson? Su secreto: en la mayoría de veces, es su limpieza, austeridad y espontaneidad, incluso con el elogio de encuadres imperfectos. “El espíritu más elevado humano es escrupuloso, mira muy de cerca, rechaza todo aquello que se aparta de la Verdad”, Marcel Proust.
El movimiento de la fotografía pobre, que resurge, tiene cientos de miles de adeptos en todo el mundo como rechazo y respuesta a un abuso de tecnología, de comodidad, de irreflexión. Especialmente en una disciplina como la nuestra, de la que uno es consciente que existen personas que desconocen incluso el principio de la cámara oscura como elemento principal para la creación de imágenes.
Gaudí, también dijo: “Las formas expresadas con sencillez poseen más grandeza”
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