ROBERT MAPPLETHORPE
Biografía
Robert
Mapplethorpe nació en Nueva York en 1946. Estudió dibujo, pintura y escultura
en el Pratt Institute de Brooklyn entre 1963 y 1970. Influenciado por artistas
como Joseph Cornell y Marcel Duchamp, experimentó con varios materiales y
realizó collages utilizando fotografías recortadas de libros y revistas. En
1970, adquirió una Polaroid y comenzó a realizar autorretratos para incluir en
sus composiciones. “Polaroids”, su primera exposición individual, tuvo lugar en
la Light Gallery de Nueva York en 1973.
En 1976,
adquirió una cámara Hasselblad de formato medio y se dedicó a retratar a su
círculo de amigos y conocidos: artistas, músicos, estrellas pornográficas,
figuras de la alta sociedad y miembros del movimiento sadomasoquista under.
También trabajó en proyectos comerciales: creó el arte de tapa de Patti Smith y
Television —dos de los músicos con los que colaboraría en el futuro—, y tomó
retratos y fotografías sociales para la revista Interview.
A finales de
los 70, Mapplethorpe volcó su interés hacia la documentación de la escena
sadomasoquista de Nueva York. Las fotografías de este período son chocantes por
su contenido y notables por su técnica y maestría formal. En 1977, participó en
Documenta 6 en Kassel (Alemania Occidental), y en 1978 la Galería Robert Miller
de Nueva York se convirtió en su dealer exclusivo.
Durante los
80, Mapplethorpe produjo una serie de imágenes que simultáneamente adherían y
desafiaban los estándares de la estética clásica. De esta época son sus
naturalezas muertas con flores, los retratos de artistas y celebridades y los
desnudos de hombre y mujeres. Introdujo y refinó diferentes técnicas y formatos
como las Polaroid a color de 20 x 24 y los fotograbados.
En 1986, le
diagnosticaron el virus del HIV, y a partir de ese momento su actividad se
volvió incesante. Mapplethorpe aceleró sus esfuerzos creativos, amplió la
óptica de sus temas fotográficos y aceptó encargos cada vez más desafiantes.
Muchos de los trabajos de este período son autorretratos. El 27 de mayo de 1988
creó la Robert Mapplethorpe Foundation, con el objetivo de impulsar el
reconocimiento de la fotografía como disciplina artística, apoyar a los museos
que promovieran la exposición de fotografías y alentar y financiar proyectos de
investigación en la lucha contra el Sida.
Falleció el 9
de marzo de 1989 en Boston. Para entonces, ya había recibido el reconocimiento
del público y de la crítica gracias a las exposiciones realizadas en el Centro
Georges Pompidou (Paris, 1983), el Institute of Contemporary Arts (Londres, 1983),
el Whitney Museum of American Art (Nueva York, 1988) y la National Portrait
Gallery (Londres, 1988), entre otros.
Fotógrafo
autodidacta
Si bien
Mapplethorpe controlaba el proceso fotográfico desde su concepción hasta su
presentación, era reacio a llamarse a sí mismo fotógrafo. Su ambición era
mayor. Cuando comenzó a sacar fotos en 1970, los museos que incluían
fotografías en sus colecciones eran relativamente pocos, las publicaciones
dedicadas al arte no las reseñaban, había sólo un puñado de coleccionistas y
las casas de subastas no organizaban ventas de fotografía.
Hacia 1980,
Mapplethorpe ya había desarrollado su propio camino estético al margen de las
discusiones y debates tradicionales de la disciplina. Para la curadora, “la
mayoría de quienes mejor han escrito sobre la obra de Mapplethorpe no provienen
del ámbito de la fotografía artística, sino que son curadores, críticos, poetas
y novelistas”. Así, por ejemplo, en lugar de discutir si los predecesores de
Mapplethorpe son los fotógrafos de las décadas del ‘20 y del ‘30 Edward
Steichen y Edward Weston, suelen ser más proclives a citar a Marcel Duchamp o a
http://www.diversica.com/cultura/archivos/2012/02/andy-warhol.php. Algunos
otros se remontan hasta la antigüedad clásica, como Germano Celant —crítico de
arte y curador principal del Solomon R. Guggenheim Museum—, quien en 2004
propuso un parentesco entre las fotografías de Mapplethorpe y el arte clásico,
en particular los grabados y esculturas del manierismo flamenco.
Los desnudos
masculinos son el tema más recurrente en su obra. Entre sus muchos estudios de
la figura humana -para los que utilizó a modelos, amigos y amantes varones- es
posible hallar poses directamente inspiradas en la escultura clásica, incluso
hasta el punto de colocar a un hombre sobre un pedestal de madera. Algunas de
las imágenes más potentes de la serie son interraciales, como Ken, Lydia and
Tyler (1985), su versión moderna de las tres gracias.
Otro ejemplo
es el de Ken Moody / Robert Sherman (1984), en la que dos cabezas calvas -una
negra, la otra blanca- se convierten en siluetas negativo-positivo. “A
Mapplethorpe, los hombres negros le resultaban eróticamente atractivos, pero
también le gustaba cómo se veía su piel en las fotos blanco y negro: parecida a
una pátina sobre una delicada escultura de bronce”, cuenta Tucker.
Entre sus
fotos más reproducidas, figuran varios de los muchos retratos que hizo de su
amiga, la poeta y música de rock Patti Smith. “Una de esas imágenes, de 1976,
muestra a Smith desnuda y sosteniéndose de un radiador en medio de un gran
cuarto vacío. Se la ve vulnerable, pero también transmite una fuerza llena de
tensión, mientras mira fijamente a cámara”, reconoce Tucker. Un año antes,
Mapplethorpe había fotografiado a Smith para la tapa de su primer álbum con una
camisa blanca y un saco negro colgado por encima del hombro. Tanto el álbum
Horses como su tapa hoy se consideran clásicos. Ex-amantes, Smith y
Mapplethorpe siguieron siendo amigos, y él continuó diseñando tapas de álbumes
para ella y para otros músicos, como Taj Mahal y Laurie Anderson.
La
belleza de la forma
Mapplethorpe
es particularmente conocido por sus autorretratos. Realizó más de cien, la
mayoría con sus cámaras Polaroid, entre 1970 y 1975. Aún así, salvo las últimas
imágenes de la serie, es muy poco lo que se conoce del hombre que posa para sí,
más allá de la declaración pública de su homosexualidad. Más cerca de su
contemporánea Cindy Sherman, Mapplethorpe elige imágenes legibles, simples, que
cautivan al público sin exponer del todo al modelo.
“El autorretrato más temprano de esta muestra es de 1975. El brazo extendido podría leerse como una imitación de la crucifixión si no fuese por la expresión de autoestima y placer de su rostro, que lo convierte en signo de exuberancia”, analiza Tucker. Tres años más tarde, con un látigo en el ano, posó mirando extrañamente a cámara por encima del hombro, mientras sostenía la cola del látigo. Esta imagen desconcertante e infame se incluyó, junto con otras fotografías de actos sexuales explícitos en el Portfolio X, publicado en 1978, junto con el Portfolio Y, de flores y objetos.
“El autorretrato más temprano de esta muestra es de 1975. El brazo extendido podría leerse como una imitación de la crucifixión si no fuese por la expresión de autoestima y placer de su rostro, que lo convierte en signo de exuberancia”, analiza Tucker. Tres años más tarde, con un látigo en el ano, posó mirando extrañamente a cámara por encima del hombro, mientras sostenía la cola del látigo. Esta imagen desconcertante e infame se incluyó, junto con otras fotografías de actos sexuales explícitos en el Portfolio X, publicado en 1978, junto con el Portfolio Y, de flores y objetos.
En 1980,
Mapplethorpe se re-concibió a sí mismo en dos series diferentes. En una, usa
lápiz labial, rimel y probablemente rubor, para proyectarse atípicamente como
femenino. En la otra, juega con su lado masculino. Está vestido como de
costumbre, con campera de cuero, pero en la foto le cuelga un cigarrillo de los
labios, en un gesto típico del cine negro. Esa androginia también está presente
en la serie de las mujeres físico culturistas Lisa Lyon y Lydia Cheng.
A pesar de
haber fotografiado a hombres gay en actos sexuales desde el inicio de su
carrera fotográfica, la fusión de la subcultura sadomasoquista, sexualmente
violenta, con su estilo maduro, dio origen a una idea propia y duradera. Para
la curadora: “Creó un estilo claramente comprometido con la belleza de la forma
y la manufactura de la obra y lo llevó a un tema que hasta ese momento se
consideraba inadecuado exponer a la luz del día, mucho más en los sagrados
recintos de los museos de arte. Si bien uno de los objetivos principales de
Mapplethorpe era perturbar al público a fin de sensibilizarlo sobre la cuestión
homosexual, también creía en la belleza que se podía encontrar en momentos y
partes del cuerpo insospechados”, afirma la curadora.
Polémico
y popular
La cuestión
del poder es fundamental en la serie del sexo, pero también atraviesa todas las
demás. Para el crítico Germano Celant, Mapplethorpe reveló estas relaciones de
poder de maneras totalmente inesperadas. Fue capaz de materializar la fuerza y
el poder allí donde uno esperaría fragilidad, tal como se ve en sus fotografías
de flores. “Esta capacidad de la obra de Mapplethorpe para convocar a un
público multitudinario y a la vez provocar fuertes controversias también alude
al poder: el poder que tienen estas obras de perturbar e involucrar al
espectador”, reflexiona Tucker.
Robert
Mapplethorpe murió de Sida en 1989, a los 42 años. Desde entonces, su obra ha
sido ampliamente exhibida y difundida en Estados Unidos, Europa y Asia, y
diversos ensayistas han evaluado la relevancia de su arte desde perspectivas
teóricas diferentes.
“Mapplethorpe
fue un artista ambicioso, en el mejor sentido, que luchó no sólo por lograr el
reconocimiento y el éxito comercial sino también por dejar un legado perdurable
(…) Tanto su vida como su arte reflejaron directa e indirectamente importantes
temas sociales y políticos de las dos décadas durante las cuales trabajó, pero
su estética fue antitética con el arte de esas dos décadas; y finalmente, que
aunque no produjo su trabajo con voluntad de perturbar, tampoco retrocedió ante
el efecto que sus fotografías homoeróticas suscitaban en el público”, concluye
la curadora.