VARI CARAMÉS
Vari Caramés (Ferrol,
1953) es un artista gallego de formación autodidacta. En la actualidad vive y
trabaja en A Coruña, ciudad adoptiva desde que sumaba nueve años. Su
trayectoria como fotógrafo comenzó a los quince, cuando su padre le regala una Voigtlander. Su
curiosidad juvenil, ningún miedo a equivocarse y una total inexperiencia con el
medio, provocó que sus experimentos y errores con la manualidad de la cámara le
despertaran el interés que ha configurado su estilo personal. Aparato
convertido en cuarto de juguetes y laboratorio experimental. Aquellas
fotografías que la tendera no le cobraba por haber salido “mal”, fueron el
punto de partida de toda una carrera admirable y diferente en la que los
efectos de los defectos trazan una línea novedosa y esencial a la hora de
manejar y acercarse a la fotografía y a la propia realidad.
Con la obra de Vari Caramés emprendemos un
camino a través de las grietas, de los espacios intermedios y ambiguos que
juegan a descalabrar la estabilidad falsa creada por las taxonomías que establecen
dualidades absurdas e inventadas. Aquí la realidad y la ficción, la ensoñación,
la visión y lo recordado se mezclan sobre el papel fotográfico, conviviendo
juntos y aparentemente en “paz”. A través de sus fotografías-ventanas,
accedemos a otros maneras de estar en el mundo, llevándote a varios sitios a la
vez, desmadejados en su relación espacio-temporal. El movimiento que el
espectador ejerce mentalmente frente a ellas, nunca es unidireccional.
La fotografía como
documento aquí queda relegada a un plano invisible, y son los aspectos formales
aquellos que cobran el protagonismo. La realidad en su aspecto figurativo como
fuente sufre un proceso de desmaterialización en pos de provocar una especie de
fuga, de abstracción de la misma.
Su obra nos remite de
una manera muy personal a ese espacio fronterizo de relaciones entre pintura y
fotografía tan en boga en la actualidad . En ese oscilar intencionado entre lo
figurativo y lo abstracto es donde radica su intención por representar lo
irrepresentable (Barro 2009, 224), pues
aunque sean fotografías, se está creando con tales efectos una nueva realidad,
o al menos una percepción de la misma tamizada y asociada con los recuerdos y
los sentimientos que de ello y tras ello se generan. El anverso y el reverso de
la realidad recordada.
Estas
mezcolanzas y oscilaciones las veremos conscientemente asumidas por el autor.
Con series comoEscenarios, Vari escogió el lienzo como
formato y soporte para llevar a cabo la formalización y puesta en escena de
estas fotografías buscando esa confusión de medios y efectos. En estas
estrategias nos topamos con Gerhard
Richter y sus
experimentaciones constantes con la fotografía y la pintura.
Siguiendo
con Richter y añadiendo a la lista a Tuymans, llegamos a
la tendencia que toma el apellido del segundo (ZWIRNER, KANTOR, 2004) -efecto
Tuymans-, aludiendo a ese interés común y concreto por la borrosidad.
Caminan hacia la destrucción de la imagen en su obscenidad descriptiva y
carácter utilitario para decantarse por la alusión. En el caso de Vari Caramés,
se trata de una huida desde el carácter más fotográfico de la fotografía,
asumiendo nuevos valores artísticos y poéticos, y corriendo hacia lo atemporal,
indefinido y ambiguo, prolongando en cierto modo las labores de los originarios
pictorialistas.
En sus fotografías el grano es capaz de deshacer la imagen y
los desenfoques constantes transforman la realidad captada en formas y colores.
Descubrimos los valores y el poso del concepto que sustenta la imagen, y es que
visualizar estas presencias, elevan y amplían nuestra imaginación, además de
actuar de enigma y resorte que excita el resto de sentidos. Estas fotografías
no adoctrinan, informan o describen. Se apoyan en la opaca cortina como recurso
capaz de conseguir que las cosas se expresen con más fuerza mediante su
ausencia. Aquí nace la razón del empleo de la tiranía de la miopía, además de
un deleitarse con ella, en su embriaguez esencial.
La tendencia y obsesión por lo borroso se
podría entender desde el punto de vista de la percepción, como la toma de
atención por la dificultad de comprensión visual. En este sentido, encuentro a
Vari cercano a la fotógrafa alemana Uta Barth. Ambos comparten una actitud enfrentada a la
tradición fotográfica tradicional, centrada desde sus inicios en la
concentración de la mirada y el objetivo sobre el objeto. Ambos ignoran los
avances tecnológicos, aquellos que alcanzan y consiguen retratar casi todo con
exhaustiva precisión y claridad. Frente a las voluntariamente efectos
resultantes mates de Uta, tenemos las fotografías deshechas en grano de
Caramés. Este amor por lo empañado deriva de esa intención por hacer
desaparecer la superficie con todo lo que conlleva a nivel de relaciones con el
espectador y la imaginería construida bidimensional.
Uta y Vari permiten a la fotografía captar la
experiencia de uno hacia lo visible, algo que la cámara no puede realizar, y
eso lo consiguen evitando y absteniéndose de plasmar en ambos casos la claridad
y en el de Uta también los objetos. Se trata de una manera de huir de lo
específico, trascenderlo con estos efectos, en pos de alcanzar cierta
universalidad y esencialidad. En ese sentido, ambos tienen una cierta relación
con el impresionismo, en ese atender a la curiosidad de la visión y percepción;
Ambos rechazan la definición extrema y obscena, acudiendo al velo, que muestra y
esconde a la vez.
Fotografías
que muestran una “realidad” pasada por el filtro fenomenológico del receptor,
una estrategia o juego que “…hace aflorar con la cámara y la visión interior
que deposita en las escenas captadas, todo aquellos que no se ve, lo que se
oculta tras la certeza de la vista”. Los resultados parecen -más que documentos
o testimonios- recuerdos y visiones. Algo que no acostumbramos a ver con los
ojos abiertos, sino más bien con los ojos cerrados. Parecen “déjà-vu emocional: ambiguas, inasibles,
equívocamente efímeras y siempre a un paso de la irrealidad. Espejismos (Castellote
2004).
A partir de esta mezcla y vaivenes visuales, surgen en el
espectador varias impresiones, y es que como dice Baldeweg “las
sensaciones de estar en el mundo provienen, en gran medida, de la voluptuosidad
del mirar” (González
García 2000, 447). Vari aunque trabaje con la fotografía,
“crea” a la manera pictórica, poniendo relevancia sobre el hecho de los
efectos, de la formalización de la realidad ya dada. Y con una sensación de
paréntesis consigue encarnar la memoria, individual y colectiva y sus
dificultades de aprehensión de la realidad (Pérez
Riobello 2008) .
BARRO, David: “Procesos para representar lo
irrepresentable. El efecto Tuymans y la borrosidad del primer pintor sin
pintura, Gerhard Richter” en Antes de
ayer y pasado mañana o lo que puede ser pintura hoy. A Coruña, Artedardo, MACUF, D.L.,
2009.
ZWIRNER, David,
KANTOR, Jordan: “The Tuymans effect”, en Artforum. November 2004, 164.
CASTELLOTE,
Alejandro: “La tarde de un fotógrafo” en Tránsito. Valencia, Obras Sociales de la CAM,
2004.
NAVARRO BALDEWEG,
Juan citado por GONZÁLEZ GARCÍA, Ángel: “Todo lo verdadero es invisible” en El Resto.
Una Historia invisible del arte contemporáneo. Madrid, Museo de Bellas Artes de
Bilbao MNCARS, 2000.
PÉREZ RIOBELLO,
Asier: “Merleau-Ponty: percepción, corporalidad y mundo” en Eikasia.
Revista de Filosofía, año IV, 20 (sept. 2008)